“Hacerse mayor” no es lo mismo para ellas que para ellos. En su caso, a la discriminación por ser mujer se añade además la edad. A pesar de décadas de lucha por la igualdad de género, persisten estructuras que perpetúan la desigualdad, especialmente para aquellas que han dedicado gran parte de sus vidas al cuidado de sus familias y comunidades. Este 8 de marzo, queremos poner nuestro grano de arena para hacer visible esta realidad y reclamar la igualdad de género a lo largo de todas las etapas de la vida. No solo porque es un derecho para un porcentaje cada vez mayor de la población, sino porque es lo justo.
Por ser mujer y por ser mayor
La fundación HelpAge, en su publicación ”Mujeres mayores: el impacto del machismo y el edadismo en su vida y sus derechos humanos”, dice que las mujeres mayores se enfrentan a distintos tipos de discriminación y violencia basados tanto en su edad como en el hecho de ser mujeres. Sin embargo, existen muy pocas campañas y proyectos de sensibilización y prevención de la violencia de género dirigidas de forma específica a las mujeres mayores y muy pocas campañas de prevención del maltrato a personas mayores que, además incorporen perspectiva de género.
En lugar de ser reconocidas por su contribución a la sociedad, las mujeres a menudo se enfrentan a barreras invisibles en sus vidas cotidianas.
Tal y como se recoge en la publicación de HelpAge, algunas de las principales dificultades y desigualdades a las que se enfrentan son:
- Mayor dependencia económica y riesgo de pobreza.
- Impacto y consecuencias de la violencia de género en la salud física y mental.
- La discriminación estructural de género hace que tengan menor acceso a los servicios de salud y peores diagnósticos y tratamientos inadecuados.
- Mayor riesgo de soledad y de falta de apoyos y de cuidados.
- Invisibilidad, infravaloración e infrarrepresentación de las mujeres mayores.
Iguales, a todas las edades
Es hora de reconocer y honrar el valor de todas las mujeres, independientemente de su edad o circunstancias.
A lo largo de los años, han acumulado sabiduría, experiencia y una riqueza de historias que merecen ser valoradas y celebradas. Enriquecen a toda la sociedad y nos acerca un paso más a la verdadera igualdad de género.
Es vital que como sociedad rechacemos los prejuicios y estereotipos arraigados y trabajemos hacia un mundo donde las mujeres mayores sean vistas y tratadas con el respeto y dignidad que se merecen.