En un mundo cada vez más digitalizado, fomentar el hábito de la lectura desde la infancia es fundamental. Esta etapa, vital para el desarrollo de la persona, es el momento perfecto para empezar a transmitir el amor por los libros.
A continuación, mencionamos algunas razones por las que la lectura puede impactar positivamente en el crecimiento y la formación de niños y niñas.
Desarrolla el lenguaje y la comunicación
Uno de los beneficios más claros de la lectura en la infancia es el fortalecimiento del lenguaje y las habilidades comunicativas. Al escuchar cuentos y compartir lecturas con adultos, no solo descubren nuevas palabras, sino que también aprenden cómo se construyen las frases. Esto les facilita los recursos para expresar lo que sienten con mayor claridad.
Además, leer en voz alta favorece la comprensión auditiva y mejora la capacidad para comunicarse con los demás.
Estimula el pensamiento y la imaginación
Al sumergirse en historias, activan su mente, desarrollan su imaginación y aprenden a ver la realidad desde distintas perspectivas. También se enfrentan a situaciones que los invitan a pensar, tomar decisiones y cuestionar, lo que fortalece su pensamiento crítico y creativo.
Teje vínculos familiares
Compartir un libro en familia va más allá de ser una actividad entretenida: es una oportunidad para estrechar lazos afectivos. Estos momentos de lectura compartida generan espacios de cercanía y complicidad, y facilitan la transmisión natural de valores, ideas y emociones.
Fomenta la empatía
Las historias permiten a los más pequeños ponerse en el lugar de otros. Al conocer las emociones, desafíos y experiencias de los personajes, desarrollan una mayor comprensión hacia quienes los rodean. Así, aprenden a conectar mejor con los demás, a valorar las diferencias y a cultivar actitudes de respeto, solidaridad y tolerancia.
Refuerza su autonomía
A medida que aprenden a leer, niños y niñas descubren que pueden entretenerse y aprender por sí mismos. Los libros les brindan la libertad de explorar, imaginar y disfrutar sin necesidad de estímulos externos, algo especialmente valioso en una época marcada por la dependencia de las pantallas.
Despierta la creatividad
Al presentarles un mundo repleto de personajes increíbles, lugares mágicos y aventuras emocionantes, niños y niñas se inspiran y se animan a inventar sus propias historias y a dejar volar su imaginación.
En resumen, cultivar el amor por la lectura desde los primeros años de vida no solo mejora el lenguaje y estimula el pensamiento, sino que también los hace más curiosos, empáticos, creativos y seguros de sí mismos. Además de conocimientos, a través de los libros adquieren habilidades emocionales y sociales que les permitirán desenvolverse con confianza en cualquier situación.
Por tanto, ofrecerles un espacio lleno de libros y tiempo para leer es invertir en su futuro, en su crecimiento integral y en su capacidad para cambiar lo que les rodea. La lectura, más que una actividad, es una puerta abierta a infinitas posibilidades que marcarán su desarrollo y su visión del mundo a lo largo de toda su vida.